La mayoría de adultos mayores gozan de buena salud y pueden cuidar de si mismos
aún a edades muy avanzadas. Sin embargo, muchos sufren de enfermedades crónicas
y/o accidentes (caídas, fracturas) que pueden causar deterioro o discapacidad
funcional y la subsecuente necesidad de cuidados especiales. El grado de
deterioro funcional, estrechamente relacionado a la dependencia y a la pérdida
de la calidad de vida, se mide en función a la menor o mayor capacidad que tiene
el adulto mayor para realizar por si mismo las actividades básicas (AVD) o
instrumentales (AIVD) de la vida diaria.
Como por ejemplo: AVD: comer solo, vestirse, bañarse, ir al baño, o
trasladarse; y AIVD: prepararse la comida, hacer las labores de la casa, manejar
el dinero, administrarse sus medicamentos, ir de compras, hablar por teléfono o
salir de casa. El riesgo y grado de deterioro funcional y por ende el grado de
dependencia pueden disminuir con el autocuidado y la prevención de las
complicaciones de las enfermedades crónicas y en el caso que la discapacidad
esté instalada, ésta puede minimizarse con el uso de ayudas y un soporte
familiar y social adecuados. El reto en el cuidado del adulto mayor es prevenir
y minimizar el deterioro funcional con el objetivo de mejorar su calidad de
vida.
Así, los cuidados en el adulto mayor difieren si se trata de una persona
relativamente sana; de un anciano frágil o un adulto mayor frágil con
inmovilidad o postrado. El anciano frágil o vulnerable es aquel en quien a
consecuencia del acumulativo desgaste de los sistemas fisiológicos, ante
situaciones estresantes, tiene mayor riesgo de sufrir efectos adversos para la
salud: caídas, discapacidad, hospitalización, institucionalización y muerte.
Desde el punto de vista físico pueden observarse en él, en forma combinada:
pérdida de peso, fatiga, disminución de la fuerza y resistencia muscular,
disminución del equilibrio, pobre actividad física y una velocidad lenta al
caminar.

El cuidado en el anciano sano radica en la práctica del AUTOCUIDADO que
consiste en actividades que la persona realiza en su beneficio para mantener la
vida, la salud y el bienestar; y en la PREVENCIÓN o la detección de
enfermedades crónicas o síndromes (HTA, Diabetes, Obesidad, Dislipidemia
Bronquitis Crónica, Cáncer, Osteoporosis, Osteartrosis, Incontinencia, Deterioro
Cognitivo, Depresión, Deterioro visual y auditivo) en un estadio precoz para
tratar de evitar la progresión de los mismos y principalmente evitar la
aparición de complicaciones subyacentes.

-Chequeo médico regular, acudiendo al Geriatra por lo menos cada 3 meses
-Chequeo médico oftalmológico por lo menos una vez al año
-Mantener una dieta balanceada (con las restricciones pertinentes de acuerdo a la presencia de alguna enfermedad) con una ingesta adecuada de proteínas, en base a leche de preferencia descremada o de soya, huevos, queso, carne de pollo, soya o pescado con menor consumo de carnes rojas, embutidos, vísceras o mariscos. Evitando el consumo en exceso de harinas: papa, camote, yucas, fideos o pastas. Incrementando el consumo de fibra: pan integral, cereales de grano entero, frutas y vegetales. Disminuyendo el consumo de sal y variando la ingesta de ácidos grasos saturados (grasas animales) a ácidos grasos poliinsaturados: aceite de oliva, omega 3 y 6, palta, aceitunas, germen de trigo, almendras, y nueces. Asegurando una ingesta adecuada de vitaminas y micronutrientes. Al respecto, destaca la importancia de la tiamina en funciones cognitivas, ácido fólico y su relación con niveles de homo cisteína (factor de riesgo cardiovascular) y vitamina B12 cuya deficiencia tiene efectos deletéreos a nivel del sistema nervioso central y suplementos de Calcio 500mg/día y vitamina D 400 U/día si se quiere conservar una adecuada mineralización ósea.
-Establecer un programa de actividad física regular, mínimo media hora tres veces por semana, con el objetivo de incrementar la fuerza, resistencia muscular y activar las articulaciones.
-Mantener un sueño regular tratando de acostarse y levantarse siempre a la misma hora, evitando siestas matutinas, no realizar ejercicio o mirar televisión antes de dormir, restringiendo alimentos pesados en la cena, eliminando el alcohol la cafeína y la nicotina, y utilizando hipnóticos bajo prescripción médica sólo por corto tiempo.
-Realizar actividad mental permanente: participar en cursos, conferencias, lectura frecuente, elaboración de crucigramas, juegos de mesa grupales o vía Internet.
-Vacunarse contra la Neumonía e Influenza.
-Chequeo odontológico y de problemas bucales semestral.
-Usar correctamente los medicamentos; no automedicarse.
-Identificar la necesidad de ayudas tales como audífono, lentes, o bastón.
-Minimizar el aislamiento: explorar las opciones para incrementar la socialización tanto en el interior como en el exterior del domicilio. Identificando qué actividades le resultan interesantes y que impliquen recreación así como tener relaciones con otras personas
-Tratar de mantener contacto telefónico con amigos y familiares y participar en alguna organización de adultos mayores.
-Mantener un estado emocional positivo. Cuando se experimenten síntomas de trastorno de ánimo consultar a su médico.
-Conservar la dimensión espiritual según sus tradiciones culturales y religiosas.
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