viernes, 29 de junio de 2012

envejecimiento saludable


ahora en esta ocasion les brindo unos pasos para llevar al envejecimiento de una manera saludable. bueno como se sabe el envejecimiento del ser humano empieza desde el momento en que nace. La primera medida que cada uno puede hacer es aceptar esa realidad, aconseja Hugo Alberto Schifis, presidente de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría.

La preparación para la última etapa de la vida debe empezar desde la infancia, con las vacunas administradas como marca el calendario nacional de inmunizaciones. También hay dosis de vacunas que se deben dar durante la adultez, como la de la gripe y la neumonía.

Comer frutas y verduras es clave para prevenir diferentes enfermedades. Se recomiendan 5 porciones por día.

La actividad física también es fundamental. Se aconseja al menos media hora de caminata. Dependerá de la edad y el estado de salud de cada persona, que debe hacerse un chequeo médico. El médico puede determinar qué tipo de actividad corresponde para cada persona. Para mayores, la gimnasia acuática es adecuada porque permite relacionarse con otras personas y favorece el cuerpo.

Buscar espacios para reunirse con otros, como los centros de jubilados, clubes, u otros lugares donde se realicen actividades de interés para cada persona. Aislarse puede llevar a la depresión y también a la demencia. Bailar, jugar al ajedrez, hablar con otras personas de diferentes generaciones, acercarse a escuelas y otros proyectos comunitarios.



Las familias deben tener paciencia y evitar discusiones con problemas de sordera de la persona mayor. Estas discusiones pueden llevar al aislamiento, una situación que no favorece el envejecimiento saludable.

empatia con el adulto mayor


a continuacion les tengo bien a traer este pequeño pensamiento sobre el cual no habla sobre los tratos que se le deberia tener al adulto mayor y ademas de que a si como ellos tambien nosotros tendriamos que ser considerados con ellos, ya que solo asi es la unica manera de entrar en el verdadero estima de la persona de la tercera edad, bueno les dejo este video, veanlo y opinen.





hey!! no están solos

Desde la antigüedad, los ancianos han sido venerados por su sabiduría y experiencia. Hoy, por los azares de la modernidad, muchos no gozan de ese privilegio. Sin embargo, todos aquellos ancianos que viven en la ciudad de Huancayo y en situación de abandono y pobreza tienen ahora la esperanza de una vida mejor gracias a Intralot, empresa que apoya económicamente a la Sociedad de Beneficencia de Huancayo.

En el Hogar del Adulto Mayor San Vicente de Paul, los abuelitos viven en comunidad y se sienten útiles para la sociedad a través de los trabajos que realizan día a día. Ellos viven en cuartos donde se acompañan, comparten sus historias, realizan varias actividades y pasean en el patio.

Si es que sufren alguna enfermedad, ya no tienen por qué preocuparse. Dentro del hogar, las enfermeras están siempre a su disposición para cuidarlos y curarlos de cualquier molestia.  Asimismo, para entretenerse, muchos exploran su lado creativo pintando pequeños cuadros, que adornan las paredes de sus habitaciones.

Los ancianos disfrutan de gratos momentos juntos, se reúnen alrededor de la televisión para ver El Chavo del Ocho y piensan que, a pesar de escuchar los mismos chistes de hace varias décadas, aún sigue dando risa. Es que para ellos vivir recordando su larga vida es ahora un placer porque si bien en un pasado sufrieron de pobreza, hoy gracias a Intralot y la Sociedad de Beneficencia de Huancayo, todo es mejor. El sufrimiento se acabó y la alegría y tranquilidad llega por fin a sus vidas.





la tan anhelada autorregulación


A veces lo que más se desea en la vida es poder controlar nuestras emociones negativas como la tristeza, la ira, el miedo, etc. Sin embargo, es interesante plantearse si la adultez mayor se caracteriza por el desbordamiento afectivo, o por el contrario, por el adecuado equilibrio de las vivencias emocionales.


Una de las tareas centrales del anciano es cuidar de su salud y una condición para ello es el adecuado manejo de las situaciones conflictivas con las cuales suele tropezar. No se trata de “reprimir el sentimiento” o “dejar de sentir”, sino ser capaces de reorientar las emociones negativas de forma tal que logren expresarse con el menor daño posible.



Quizás se ha sufrido, y la respuesta sea un enfado o molestia excesiva (con demasiada fuerza), tornando este acontecimiento difícil y a lo mejor sin tener una percepción objetiva de los motivos que la llevaron a cabo. Pero la inteligencia emocional sugiere que se puede reconsiderar la forma de emocionarse y poder dejar de ser esclavos de las pasiones, no justificar los estados de ánimo negativos, ser capaces de ajustarse a las condiciones de la edad, hacer uso de la calma para que los problemas no se conviertan en crisis y responder de manera efectiva a las múltiples demandas que aún la vida requiere. Los adultos mayores necesitan saber o aprender a manejar adecuadamente éstas u otras herramientas que le permitan esgrimir los pensamientos negativos de la mejor manera en pos del autocontrol.

Una situación podría ser aceptar la jubilación, necesitar de apoyo externo para caminar con seguridad, no ser ya el criterio dominante en el seno familiar y enfrentar el tratamiento de una enfermedad. El reto consiste en valorar si éstas son condiciones que inevitablemente deben irritar y deprimir o si se puede ser lo suficientemente hábil emocionalmente como para no atribuirle esa potestad.

La autorregulación también hace un llamado a la resiliencia como la capacidad de respuesta inherente al ser humano, a través de la cual se generan respuestas adaptativas frente a situaciones de crisis o de riesgo (Vera y otros, 2006). Sin lugar a dudas este concepto suele estar vinculado al autocontrol del adulto mayor en el sentido de saber afrontar y responder adecuadamente frente a los diversos problemas cotidianos y acontecimientos vitales a los que se ve expuesto. Además, la resiliencia tiene su vinculación con otras aristas de interés de la inteligencia emocional que se retomarán más adelante.

aceptar la vejez


La vejez hay que aceptarla y disfrutarla como cualquier otra etapa del desarrollo humano. No se trata de negar la llegada de la ancianidad y pretender seguir funcionando con esquemas que resultaron útiles en etapas anteriores, ni tampoco de esperarla como una tragedia ante la cual no hay nada que hacer.


Resulta indispensable reconocer las vivencias emocionales, sobre todo las negativas que provoca la evidencia de la vejez .Las limitaciones físicas y a veces intelectuales deben ser reconocidas para poder ser compensadas o corregidas. La pérdida de ciertos atributos relacionados con la belleza corporal, por ejemplo, debe ser aceptada como inevitable. No se espera por supuesto, que se reciban las arrugas con alegría, ni que se celebre la disminución de la virilidad, lo cual en nuestra cultura es algo lamentable, pero se debe tener en cuenta que todas las etapas de la vida llevan consigo pérdidas y ganancias. Se exige entonces desarrollar la capacidad de reelaborar el concepto de belleza, reajustar el ritmo de la actividad, así como el abandono o reemplazo de ciertas actividades por otras que pueden ser igualmente placenteras y fuentes de emociones positivas.



Cuando se ha vivido mucho, existe la posibilidad de haber sufrido y vivenciado situaciones desagradables, que provocan fuertes sentimientos de ira, rabia y hasta desesperación. Identificar estas emociones, las situaciones en que aparecieron y las consecuencias que tuvieron en la conducta, resulta una habilidad emocional de gran utilidad para el adulto mayor.

la inteligencia emocional en el adulto mayor


Son todavía pocos los estudios sobre las características del desarrollo emocional en las personas mayores. En las investigaciones sobre los cambios en la emoción y motivación de las personas con el paso de los años, se ha analizado la intensidad de la experiencia emocional con resultados contradictorios. Existen investigaciones que apoyan la idea de una menor activación del sistema nervioso aunque algunos estudios argumentan lo contrario debido a un decremento en la eficiencia de los mecanismos homeostáticos de restauración del equilibrio (Fernández-Ballesteros, 1999). Por lo que se refiere a la capacidad de expresar las emociones, las personas mayores no diferirían de las más jóvenes.

El desarrollo emocional del adulto mayor adquiere una significación especial que se enraiza en un manejo factible de las emociones y en la capacidad de expresarlas en toda su magnitud de una forma muy particular e irrepetible, de ahí que resulte muy importante comprender cómo se manifiesta y expresa la inteligencia emocional en esta etapa de la vida.


Apreciando de cerca las pérdidas que va vivenciando el anciano, además de las preocupaciones con las que convive en su cotidiano de vida, se hace necesario disponer de un conjunto de capacidades en la esfera emocional, en aras de enfrentar satisfactoriamente un arsenal de situaciones personales y sociales. Y entonces la educación emocional se impone.

Para llevar a cabo esta tarea satisfactoriamente es necesario esclarecer en qué consistiría el éxito de la misma y hacer eco en las visiones más saludables, lo que se propone es que la meta en esta etapa de la vida sea lograr que sea como otras, una etapa de crecimiento personal.

Un recorrido por las distintas dimensiones de la inteligencia emocional sugiere un conjunto de capacidades emocionales que resultan pertinentes y necesarias para una ancianidad que le apueste a la felicidad.

el deterioro, en el paso de los años


Sobre la vejez se han elaborado muchas leyendas, así como una diversidad de interesantes aforismos que tratan de definirla. Uno de los líderes del protestantismo, Martín Lutero, sentenció sobriamente: “La vejez es la muerte en vida”, lo que estaba en el espíritu de la época y los contemporáneos compartían. 


Desde un punto de vista psicológico, en la Tercera Edad se aprecian cambios en las distintas esferas de la personalidad del anciano que la distinguen de otras etapas del desarrollo.
Sin la intención de abarcar todas las aristas de esta etapa de la vida, ni pretender agotar las posibles condiciones que la caracterizan, señalemos algunos elementos que permitan comprender cuáles recursos se demandan en función de los retos a enfrentar en este período.

1. DECLIVE Y DETERIORO COGNITIVO: INFLUENCIAS EN EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Diferentes teorías apuntan, que aunque el envejecimiento equivale a deterioro, daño o enfermedad, es posible diferenciar el envejecimiento “normal” o “sano” del envejecimiento “patológico” o envejecimiento con “deterioro o enfermedad”. Si bien es cierto que el envejecimiento se refiere a diversos cambios que se dan en el transcurso de la vida individual y que implican declives estructurales y funcionales, o sea, disminución de la vitalidad; ello no significa que tal disminución o declive equivalga forzosamente a alteraciones patológicas.

Es importante saber que envejecer no equivale a enfermar, ni la vejez significa enfermedad. El envejecimiento implica una constante dialéctica de ganancias

 2. MUNDO AFECTIVO-EMOCIONAL: PÉRDIDAS Y GANANCIAS

La vida afectiva del adulto mayor se caracteriza por un aumento de las pérdidas, entendiéndolas como vivencias por las cuales siente que ya no tiene algo que es significativo para él a nivel real y subjetivo. Como parte de las mismas se refieren la pérdida de la autonomía (valerse por sí mismo, hacer lo que desea) y las pérdidas referidas a la jubilación, muerte del cónyuge y de seres queridos, las cuales afectan a todos los ámbitos e implican para el adulto mayor un proceso de elaboración de duelo.

Otro aspecto de suma preocupación en esta etapa de la vida y que constituye a su vez, una de sus principales neoformaciones, es la representación de la muerte como evento próximo, la cual también debe tenerse en cuenta desde una concepción del desarrollo humano, ya que el adulto mayor comienza a pensar en la inminencia de su propia muerte, siendo presa de un miedo terrible con tan sólo pensar en lo “poco que le queda de vida” y no en lo que puede hacer día a día para vivir de una mejor manera.
Algunos estudiosos perciben la muerte como la última crisis de la vida, ya que la misma es el punto culminante de la vida; todo se encamina hacia ella. Se podría ver la vida entera como una preparación para la muerte; aunque cuando la enfrentamos estemos ante la verdadera prueba de madurez de lo aprendido a lo largo de los años, lo cual puede ser puesto a prueba en ese momento decisivo en el que hacemos frente a duelos y rupturas difíciles, pero irremediables. Así este temor o miedo a la muerte será una especie de miedo al examen de la vida, al mayor de los exámenes, aunque también se este ante el mayor de los miedos el cual se va acrecentando en la medida en que transcurren los años.

3. LA PERSONALIDAD DEL ADULTO MAYOR

El estudio de la personalidad del anciano se ha concentrado tradicionalmente, en la cuestión acerca de ¿cómo afecta el envejecimiento a la personalidad? o ¿cómo afecta la personalidad al envejecimiento? Para dar solución a estas preguntas se han propuesto diversas teorías y conceptos que revelan el comportamiento del individuo.

La literatura refiere algunas tipologías de personalidad para el anciano. Un ejemplo de ellas es la ofrecida por el Kansas City Study of Adult Life (1998) en los Estados Unidos que las agrupa en 4 tipos fundamentales de personalidad:

• las “personalidades integradas” donde se encuentran los reorganizadores.
• las “personalidades acorazadas-defensivas” donde se encuentran los de pautas resistentes.
• las “personalidades pasivo-dependiente” donde se encuentran los buscadores de socorro y los apáticos.
• y las “personalidades desintegradas”

Esta tipología, basada en la estructura personológica, enmascara en alguna medida una visión involutiva de la ancianidad, por el sesgo negativo que le confiere a los comportamientos de cada uno de los tipos que propone, obviando lo nuevo que sin lugar a dudas ocurre durante esta edad (Orosa, 2001).



la perspectiva del adulto mayor


La llamada “Tercera Edad” conocida también con los términos de vejez, adultez mayor o tardía, ha sido poco estudiada por los teóricos del desarrollo y como tendencia se presenta como etapa de involución, determinada por pérdidas o trastornos de los sistemas sensorio-motrices y no como una auténtica etapa del desarrollo humano.



Este período etáreo se ubica alrededor de los 60 años, asociado al evento de la jubilación laboral; y ya hoy comienza a hablarse de una llamada cuarta edad para referirse a las personas que pasan de los 80 años. Por ello aparecen expresiones acerca de los “viejos jóvenes” o “adultos mayores de las primeras décadas”, y de los “viejos viejos” o “ancianos añosos” para marcar diferencias entre ambos grupos. En el presente artículo se abordará como una sola etapa: la del adulto mayor, los ancianos o la Tercera Edad.

La preocupación por los ancianos y su estilo de vida en la sociedad cambiante de hoy en día, es tema de interés de instituciones gubernamentales, universidades, y de grupos privados de distintas orientaciones. Al respecto se considera importante resaltar algunas situaciones que se encuentran caracterizando al fenómeno de la ancianidad en diferentes latitudes:



-  La necesidad de prever el apoyo en la ancianidad es un factor que está influyendo en la formación de las familias. En esto intervienen los valores culturales, tenencia de bienes y herencia, así como también las diferentes expectativas hacia los hijos varones y las hijas hembras, la jubilación y el apoyo social. En la actualidad, sin embargo, los padres reconocen que tener grandes cantidades de hijos no devuelve la inversión y el costo que éstos implican, con respecto a una posterior manutención de sus padres.


-  Aumentan las familias de 3 generaciones. A medida que va aumentando la longevidad y se va aplazando la edad de tener hijos, las familias pueden tener a su cargo a progenitores ancianos y a niños de corta edad. Hay menos hermanos y hermanas y la familia tiende a hacerse pequeña. A la vez aumentan los divorcios y aparecen nuevas familias y otras redes de parientes, por lo cual comienzan a tener más importancia los vínculos basados en el afecto o los que se establecen de forma voluntaria. (Orosa, 2001).

-  Y en los lugares donde ha aumentado considerablemente la esperanza de vida y disminuido la tasa de fecundidad, son mayores los cambios del curso típico de la vida. Tal es el caso de Japón, por ejemplo, donde las personas viven más tiempo antes de tener hijos y después de ser jubilados.


El proceso de envejecimiento poblacional requiere una nueva posición psicológica, sociológica y actitudinal ante la vida. Los cambios irreversibles que sufre el organismo exigen comprender y aceptar los nuevos límites de las posibilidades físicas y dedicar el tiempo necesario a cuidar de una salud que antes era frecuente relegar con la intención de lograr una mejor calidad de vida.

envejecimiento activo


En esta ocasion les tocare el tema de envejecimiento activo, bueno el concepto ha ido evolucionando, desde la definición de la OMS de 1990 del envejecimiento saludable (centrado en la salud), hacia un modelo mucho más integrador, como el de envejecimiento activo (OMS, 2002), definido como el proceso de optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad en orden a mejorar la calidad de vida de las personas que envejecen.

El objetivo es extender la calidad, la productividad y esperanza de vida a edades avanzadas. Además de seguir siendo activo físicamente, es importante permanecer activo social y mentalmente, participando en actividades recreativas, de voluntariado o remuneradas, culturales, sociales, y educativas. El envejecimiento activo se sitúa en la base del reconocimiento de los derechos humanos de las personas mayores de independencia, participación, dignidad, atención y auto-desarrollo. Así, desde esta perspectiva, los determinantes del envejecimiento activo serían: económicos, sociales, físicos, servicios sociales y de salud, personales (psicológicos y biológicos) y comportamentales (estilos de vida).
Las políticas de acción propuestas por la OMS (2002) para potenciar los determinantes psicológicos y conductuales del envejecimiento activo son: (1) reducir los factores de riesgo asociados a enfermedades e incrementar los de protección de la salud a través de hábitos saludables y ejercicio físico; (2) promover los factores de protección del funcionamiento cognitivo; (3) promover las emociones y un afrontamiento positivo; y (4) promover la participación psicosocial.

Los psicólogos están implicados en las cuatro políticas de acción propuestas. Así, desde el punto de vista de la Psicología de la salud, los profesionales de la Psicología han enfatizado la importancia que tienen los estilos de vida (ejercicio físico, dieta, no fumar, beber moderadamente, la adherencia al tratamiento, etc.) y ejercen un papel esencial en la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad.

Por otra parte, el declive cognitivo que ocurre con el paso del tiempo puede ser compensado con ejercicios. Incluso, la actividad intelectual a lo largo de la vida se considera un factor de protección de la demencia.
Así mismo, la auto-eficacia para envejecer o la percepción de control interno son buenos predictores de envejecimiento activo. Variables de personalidad como el optimismo y el pensamiento positivo están asociadas a satisfacción con la vida en la vejez. El afecto positivo reduce la mortalidad de las personas mayores. En este sentido, personas con una imagen positiva del envejecimiento (evaluadas 25 años antes) vivieron 7,5 años más que aquéllas con una imagen negativa. La actitud o afecto positivo es un protector contra el declive físico y funcional en mayores.



Finalmente, el modelo de envejecimiento activo apunta la importancia de las relaciones sociales, la competencia social, la participación y la productividad.

martes, 26 de junio de 2012

inclusión del adulto mayor


En aspecto gubernamental se debe procurar que mejoren las facilidades que los gobiernos otorgen para que estudien cosas nuevas o se especialicen en algunas áreas, así como el de fomentar deportes y viajes de estudios y turismo a lugares importantes.

En el aspecto social se debe incentivar las instituciones que puedan agruparlos así como en el medio familiar fomentar las reuniones con los hijos, nietos, de toda edad, ya que no se trata de que sólo se relacionen con personas de la tercera edad.

Enseñarles a los hijos a escuchar la música de antaño y establecer la diferencia existente en las letras de las canciones con mucho mayor fondo que las actuales. Por otra parte pueden también los adultos mayores escuchar los ritmos actuales y aprenderlos.

La familia juega unos de los roles más importantes, deben facilitarles oportunidades, incentivarlos, nunca en afán de competir ni de reclamarles por el pasado.

Todo lo que ocurrió en el pasado fue porqué así tenía que suceder, de otra manera no hubiese sucedido. Fue parte de nuestro crecimiento y evolución.

Nunca debe renegarse del pasado, lo pasado no se puede eliminar, pero si se puede superarlo. Nunca debe aprenderse lo malo del pasado, debe permanecer solo lo bueno.
Lo pasado es vejez, el futuro es rejuvenecimiento. Debes ir hacia lo nuevo. Renovarse es vivir.

Relacionarse con lo nuevo sin dejar lo bueno del pasado:
Debe incentivarse a los niños ha acercarse a los adultos mayores y ser colaboradores con ellos. Las historias familiares no deben faltar así como las historias del país o del mundo de aquellos tiempos.
A los abuelos les encanta estar con los nietos, pero no solo debe ser para una compañía, sino también para ayudarles a estudiar, comprar, viajar y aconsejarles.

Por su parte los adultos mayores deben procurar mejorar su alimentación hacia lo más natural, hacer ejercicios todos los días por lo menos 20 minutos, siendo deseables el tai chi, chi kung, aeróbicos, caminatas, trotar.


Nada que sea de impacto o que pueda producir lesiones. Un poco de natación, bailes típicos, karaoke y escribir no les vendrá mal.

la vida del adulto mayor


Por los años 70´s los términos adulto mayor y tercera edad eran poco conocidos.
A los sesentones les decían abuelitos, viejitos, ancianos. Un adulto mayor es reconocido ahora como valioso, por supuesto, en la medida que él se considere también valioso.
Actualmente, una persona de 60 años es un adulto mayor, pero de ninguna manera un viejo. Viejo se entiende muchas veces como una persona que es una carga para la sociedad. Además, que está obsoleto, acabado y que ya no emprende nada por la vida.

Sin embargo, hoy en día, a los 60 o 75 años muchas personas están emprendiendo nuevas actividades productivas y con la energía y el aplomo de siempre.
A los 65 años las personas no pueden trabajar en la mayor parte de las empresas, pero si pueden ser presidentes de la república. Es algo totalmente contradictorio.
Lo peor que les puede pasar a las personas a partir de los 60 años, que reciban de las personas que los rodean un trato como de un inválido, que no es capaz de hacer ni emprender nada con eficacia.
Claro que algunas funciones no son iguales que cuando tenian 30 años, pero es parte de las etapas por las que se atraviesan en la vida todas las personas. Sin embargo, con el avance en la nutrición, psicología y la vigencia del poder mental, la juventud se prolonga mucho más.




cuidados para el adulto mayor


La mayoría de adultos mayores gozan de buena salud y pueden cuidar de si mismos aún a edades muy avanzadas. Sin embargo, muchos sufren de enfermedades crónicas y/o accidentes (caídas, fracturas) que pueden causar deterioro o discapacidad funcional y la subsecuente necesidad de cuidados especiales. El  grado de deterioro funcional,  estrechamente relacionado a la dependencia y a la pérdida de la calidad de vida, se mide en función a la menor o mayor capacidad que tiene el adulto mayor para realizar por si mismo las actividades básicas (AVD) o instrumentales (AIVD) de la vida diaria.

Como por ejemplo: AVD: comer solo, vestirse, bañarse, ir al baño, o trasladarse; y AIVD: prepararse la comida, hacer las labores de la casa, manejar el dinero, administrarse sus medicamentos, ir de compras, hablar por teléfono o salir de casa. El riesgo y grado de deterioro funcional y por ende el grado de dependencia pueden disminuir con el autocuidado y la prevención de las complicaciones de las enfermedades crónicas y en el caso que la discapacidad esté instalada, ésta puede minimizarse con el uso de ayudas y un soporte familiar y social adecuados. El reto en el cuidado del adulto mayor es prevenir y minimizar el deterioro funcional con el objetivo de mejorar su calidad de vida.

Así, los cuidados en el adulto mayor difieren si se trata de una persona relativamente sana; de un anciano frágil o un adulto mayor frágil con inmovilidad o postrado. El anciano frágil o vulnerable es aquel en quien a consecuencia del acumulativo desgaste de los sistemas fisiológicos, ante situaciones estresantes, tiene mayor riesgo de sufrir efectos adversos para la salud: caídas, discapacidad, hospitalización, institucionalización y muerte. Desde el punto de vista físico pueden observarse en él, en forma combinada: pérdida de peso, fatiga, disminución de la fuerza y resistencia muscular, disminución  del equilibrio, pobre actividad física y una velocidad lenta al caminar.

Clínicamente se trata del adulto mayor con las siguientes características : gran comorbilidad (varias  enfermedades crónicas a la vez por ej. anciano con HTA, Diabetes, Enfermedad Renal, e Insuficiencia Cardiaca o con HTA, Arritmia Cardiaca, Secuela de Accidente Cerebrovascular y Demencia Vascular secundaria); que utiliza más de 3 medicamentos, con discapacidad para realizar independientemente una o más actividades de la vida diaria o AIVD; con deterioro en la comunicación por déficit visual o auditivo; presencia de incontinencia, déficit nutricional, y deterioro cognitivo; quien además, desde el punto de vista psicosocial, puede tener depresión, ansiedad y pobre soporte familiar y social. El anciano frágil con inmovilidad o postrado es aquel que posee las características de fragilidad señaladas en el curso de enfermedades crónicas avanzadas como por ej: secuelas severas de Accidente Cerebrovascular, Enf. de Parkinson o Enf. de Alzheimer en estadios avanzados.

El cuidado en el anciano sano radica en la práctica del AUTOCUIDADO que consiste en actividades que la persona realiza en su beneficio para mantener la vida, la salud y el bienestar; y en la PREVENCIÓN  o la detección de enfermedades crónicas o síndromes (HTA, Diabetes, Obesidad, Dislipidemia Bronquitis Crónica, Cáncer, Osteoporosis, Osteartrosis, Incontinencia, Deterioro Cognitivo, Depresión, Deterioro visual y auditivo) en un estadio precoz para  tratar de evitar la progresión de los  mismos y principalmente evitar  la aparición  de complicaciones subyacentes.

Algunas recomendaciones son: 
-Chequeo médico regular, acudiendo al Geriatra por lo menos cada 3 meses
-Chequeo médico oftalmológico por lo menos una vez al año
-Mantener una dieta balanceada (con las restricciones pertinentes de acuerdo a la presencia de alguna enfermedad) con una ingesta adecuada de proteínas, en base a leche de preferencia descremada o de soya, huevos, queso, carne de pollo, soya o pescado con menor consumo de carnes rojas, embutidos, vísceras o mariscos. Evitando el consumo en exceso de harinas: papa, camote, yucas, fideos o pastas. Incrementando el consumo de fibra: pan integral, cereales de grano entero, frutas y vegetales. Disminuyendo el consumo de sal y variando la ingesta de ácidos grasos saturados (grasas animales) a ácidos grasos poliinsaturados: aceite de oliva, omega 3 y 6, palta, aceitunas, germen de trigo, almendras, y nueces. Asegurando una ingesta adecuada de vitaminas y micronutrientes. Al respecto, destaca la importancia de la tiamina en funciones cognitivas, ácido fólico y su relación con niveles de homo cisteína (factor de riesgo cardiovascular) y vitamina B12 cuya deficiencia tiene efectos deletéreos a nivel del sistema nervioso central y suplementos de Calcio 500mg/día y vitamina D 400 U/día si se quiere conservar una adecuada mineralización ósea.

-Establecer un programa de actividad física regular, mínimo media hora tres veces  por semana, con el objetivo de incrementar la fuerza, resistencia muscular y activar las articulaciones.

-Mantener un sueño regular tratando de acostarse y levantarse siempre a la misma hora, evitando siestas matutinas, no realizar ejercicio o mirar televisión antes de dormir, restringiendo alimentos pesados en la cena, eliminando el alcohol la cafeína y la nicotina, y utilizando hipnóticos bajo prescripción médica sólo por corto tiempo.

-Realizar actividad mental permanente: participar en cursos, conferencias, lectura frecuente, elaboración de crucigramas, juegos de mesa grupales o vía Internet.
-Vacunarse contra la Neumonía  e Influenza.
-Chequeo odontológico y de problemas bucales semestral.
-Usar correctamente los medicamentos; no automedicarse.
-Identificar la necesidad de ayudas tales como audífono, lentes, o bastón.
-Minimizar el aislamiento: explorar las opciones para incrementar la socialización tanto en el interior como en el exterior del domicilio. Identificando qué actividades le resultan interesantes y que impliquen recreación así como tener relaciones con otras personas
-Tratar de mantener contacto telefónico con amigos y familiares y participar en alguna organización de adultos mayores.
-Mantener un estado emocional positivo. Cuando  se experimenten síntomas de trastorno de ánimo consultar a su médico.
-Conservar la dimensión espiritual según sus tradiciones culturales y religiosas.
La vejez debería ser la etapa más feliz del ser humano, aquella cuando la persona está en su máximo sentido de reflexión y espiritualidad y donde necesita  seguir con actividad física y mental.

En nuestro país, existe un marcado tratamiento para los adultos mayores. En la cultura andina se demuestra un mayor respeto, mientras que en la citadina es un insulto que nos llamen “viejo”, porque la globalización ha trastocado valores y conceptos, donde la juventud y el protagonismo, han postergado a este segmento poblacional a la categoría de “inhabilitados” para el sector productivo.

Son las contradicciones de una cultura que tiene como eje la tecnología, que descarta con mayor velocidad al adulto mayor porque lo consideran una problemática y no un potencial humano, a pesar de que este sector ha crecido notablemente.

En la década de la promulgación de las políticas de desarrollo del adulto mayor, bien vale detenerse en cómo empezar a sensibilizar a la población para mejorar su calidad de vida y que el estado apueste por el adulto mayor , valorando su participación activa.


No hay mayor reconocimiento que el respeto, ni mejor medicina que el sentirse útil. La historia nos muestra ejemplos de personas que lograron grandes resultados en su etapa de adulto mayor.

adulto mayor: el manual del cuidador


En la mayoría de casos, cuidar es a la vez una tarea solidaria e ingrata, conmovedora y satisfactoria que exige tiempo. Pero lo que es verdad es que el hecho de cuidar a una persona próxima o familiar es una de las experiencias más dignas y merecedoras de reconocimiento por parte de la sociedad. Es una actividad que normalmente no está prevista y para la cual uno no está preparado. Por esta razón hemos considerado imprescindible la elaboración de este manual.

En estas líneas les presentamos una serie de conceptos clave (seguramente la mayoría de ellos le serán conocidos) que nos enmarcarán y facilitarán la incorporación de la información teórica y práctica que más adelante explicaremos.

¿Qué es la dependencia?

La dependencia se define como “la necesidad de ayuda o asistencia importante para poder realizar las actividades de la vida cotidiana”.
La persona dependiente, como consecuencia de la pérdida de autonomía física, psíquica o intelectual, sensorial o mixta, necesita asistencia y/o ayuda para poder llevar a cabo las actividades de la vida diaria y el cuidado personal.
La dependencia no es sólo sinónimo de vejez, puesto que puede aparecer a cualquier edad, aunque las personas mayores suelen ser las más afectadas.

¿Cuáles son las causas que originan que una persona se convierta en dependiente?
Son múltiples las causas, pero citaremos las más corrientes:
Envejecimiento
Disminuciones
Accidentes
Enfermedades crónicas

¿Cuántos tipos de dependencia existen?

1. Dependencia física: Cuando la persona pierde el control de sus funciones corporales y de su interacción con los elementos físicos del entorno. Algunos ejemplos son la esclerosis múltiple, o las consecuencias producidas por un traumatismo cerebral.
2. Dependencia psíquica o mental: Cuando la persona pierde la capacidad de resolver sus problemas y de tomar decisiones. Por ejemplo: retraso mental, enfermedad de Alzheimer, etc.
3. Dependencia sensorial: Es un tipo de dependencia debida a alteraciones en alguno de los sentidos: la vista y el oído, fundamentalmente. Esta alteración repercute en la capacidad de la persona para desarrollarse en su vida cotidiana (desplazamientos, leer, realizar las tareas domésticas, conducir, trabajar, etc.). Algunos ejemplos son la ceguera por diabetes o la sordera en niños a causa de una meningitis.
4. Dependencia mixta: Generalmente se inicia a partir de una enfermedad que provoca problemas de diversa índole, como dependencia física por afectación de la movilidad asociada a problemas sensoriales, problemas de habla, dificultades para tragar y de comunicación. Dos ejemplos serían la parálisis cerebral o la enfermedad de Parkinson.

¿Existen diversos grados de dependencia?

Básicamente se describen tres:
Grado I: Dependencia moderada, considerada cuando la persona necesita ayuda para realizar gran parte de las actividades de la vida diaria, como mínimo una vez al día o tiene necesidad de ayuda intermitente o limitada por su autonomía personal.
Grado II: Dependencia severa, considerada cuando la persona necesita ayuda para realizar gran parte de las actividades de la vida diaria dos o tres veces al día, pero que no requiere la presencia permanente de un cuidador, o necesita una ayuda extensa para su autonomía personal.
Grado III: Gran dependencia, considerada cuando la persona necesita ayuda para realizar gran parte de las actividades básicas de la vida diaria varias veces al día y, por su pérdida total de autonomía mental o física, necesita la presencia continuada y necesaria de otra persona.

¿Qué significa la “situación de cuidar”?
Como se ha explicado anteriormente, la persona con dependencias necesita básicamente la ayuda o los cuidados de otra persona para poder realizar las actividades de la vida diaria.
La atención a las personas con dependencias sigue recayendo principalmente en las familias y mayoritariamente en las mujeres.
Cuidar es una actividad que muchas personas realizan a lo largo de su vida. La experiencia de cuidar es única, ya que existen distintos aspectos que hacen que esta experiencia sea diferente en cada cuidador.
Podrían plantearse y responderse las siguientes preguntas que nos ayudarían a comprender que cada caso es único:
¿Por qué razones se está cuidando a una persona dependiente?
¿Quién y cómo es la persona dependiente que se cuida?
¿Cuál ha sido la relación previa con la persona atendida?
¿Cuál es la razón de la dependencia?
¿Cuál es el grado de dependencia?
¿Se recibe o no ayuda por parte de otros miembros de la familia?

Por otro lado, también existen características comunes entre los cuidadores, como son:
  • Proporcionar estos cuidados o atenciones hace que la persona con dependencia tenga sus necesidades físicas, sociales y afectivas cubiertas.
  • Implica una dedicación importante de tiempo y energía.
  • Implica tareas que pueden no resultar cómodas ni agradables.
  • Generalmente, se da más de lo que se recibe.





los aspectos positivos de la edad avanzada


La vejez puede muy bien ser una etapa productiva...a menos que el estereotipo social lo impida.
Los adultos mayores conservan sus facultades mentales, siempre y cuando subsista en ellos el interés y la aplicación.

La cultura es acumulativa: los aprendizajes se van sumando e integrando unos con otros a lo largo de la vida. En esto se distingue el hombre de los animales que viven momento a momento el “aquí y ahora”.
La creatividad es combinación y transformación de elementos; entonces la vejez puede tener un rico arsenal para ser creativo. En los términos del arte y de la ciencia los adultos mayores pueden funcionar a velas desplegadas.

En nuestra época se dan muchas circunstancias que dificultan la vejez, pero al lado de ellas hay circunstancias que la facilitan:

Actualmente se han multiplicado mil y un estímulos que reclaman el tiempo, el dinero y las energías del adulto mayor: viajes turísticos, congresos, eventos... y hay también algunos privilegios como pases de cortesía y tarjetas de descuento.

La automatización hace superflua la fuerza física y posibilita al adulto mayor para seguir realizando muchas tareas que antes se le cerraban por su menguada fuerza muscular.

- En cuanto al empleo de personas mayores, la experiencia revela mucha dedicación y poco ausentismo.

- Cuando el trabajo ha sido fuente de tensiones, la jubilación es una liberación que favorece la salud física y mental.

- Surgen muchas opciones de actividad interesante y gratificante. Desde el punto de vista intelectual, estos años son considerados como años de creatividad.

Ser persona humana es existir siempre en proceso, somos seres inacabados. Si definimos la vejez en términos de pérdida, las pérdidas se dan en todas las etapas de la vida, no hay razón para que el adulto mayor se sienta diferente.

La vejez va construyéndose día con día desde la juventud, no puede diseñarse a los 60 años una forma determinada de vejez como si se proyectara un edificio nuevo. La preparación para la edad avanzada involucra a todos los adultos de la comunidad en lo que se refiere a valores y actitudes, conductas y hábitos creativos.

Cada persona se encuentra frente a la tarea y el reto de crear su propia vejez, y si es el caso, su propia jubilación. El centro del ser humano es identificar su vocación, el llamado interior que le reclama desarrollar su mejor potencialidad. Todos tenemos alguna habilidad que rebasa al resto, es la actividad que más disfrutamos, es la esencia de nuestra naturaleza.

La juventud es una etapa en la vida, es un estado mental. Nadie envejece tan sólo por vivir un número de años, la gente envejece cuando abandona sus ideales.

Son tres las claves para un envejecimiento óptimo: la actividad,la sociabilidad y la participación.
El adulto mayor es capaz de dar calidad a su vida y a su convivencia a través de dos operaciones fundamentales: el ejercicio de la inteligencia y el de la voluntad. Al estimular la mente se mantiene joven el cerebro y al amar se mantiene joven la psique, porque el que ama nunca envejece.

La calidad de vida corre pareja con la calidad de las relaciones. Una actitud básica para lograr un grado apreciable de felicidad es el afecto hacia los demás, unido al afecto de los demás. Para ello los adultos mayores pueden:
-          Despertar y revitalizar lazos de amistad con parientes cercanos y lejanos.
-          Ser más creativo en buscar modos de enriquecer las relaciones con los nietos “Con sus relatos y con sus fantasías, los abuelos rocían polvo de estrellas en las vidas de los pequeños”.
-          Esforzarse por creer y sentir la comunidad espiritual con sus hermanos de religión o con todos los hombres.
Lo más importante en la vida no es hacer lo que queremos, sino querer lo que hacemos. Cuando se es flexible, cada edad tiene su ilusión y su encanto; nunca se llega el día en que el tedio y el hastío vacíen de contenido y colorido la vida del individuo creativo.

La persona que cree en una providencia, que reza, que piensa que tiene una misión que cumplir tiende a sentirse más protegida, más motivada, más optimista, más esperanzada que el escéptico incorregible.

Día internacional contra el abuso y maltrato al adulto mayor


El 15 de junio se conmemora el día del “Día Internacional contra el Abuso y Maltrato hacia el Adulto Mayor”,  iniciativa fomentada por Naciones Unidas. Esto es de gran relevancia, ya que nuestros mayores hoy siguen sufriendo una serie de abusos y malos tratos, pero no solo hablamos de abuso físico o psicológico, sino también de negligencia o abandono en los cuidados y el abuso patrimonial, es decir el mal uso o apropiación de los bienes y de la pensión de una persona mayor sin su consentimiento, cosa que muchos familiares aún no entienden que es un delito. 

Tampoco podemos desconocer que existe un porcentaje de abuso sexual, por más que parezca extraño. En este contexto, donde los derechos de nuestros mayores son vulnerados en diversas áreas, la iniciativa de conmemorar un día contra el maltrato es muy importante, pero también me parece que el lenguaje que usamos debería apuntar a lo más positivo, y tal vez en vez de celebrar el día contra el abuso y el maltrato, deberíamos fomentar el buen trato.

Creo que sería una señal más positiva para la sociedad hablar del buen trato hacia los mayores, sin desconocer el maltrato que existe y sobre el cual todavía falta legislar más, sería interesante crear un decálogo del buen trato al adulto mayor, el que se distribuya a lo largo del país, y a partir del cual se realice una reflexión, no sólo de parte de la familia, sino de toda la sociedad, del Estado y las instituciones: ¿Estamos dando como sociedad un buen trato a nuestros mayores? ¿Están los organismos del Estado entregándoles un trato digno? ¿Se fomentan los derechos de los mayores en las diferentes instituciones? El buen trato no es solo no maltratar, sino dar un trato digno, igualitario, con enfoque de derechos, un espacio para su expresión, una equidad etárea, oportunidades laborales, de educación, de salud, de esparcimiento y no solo medidas de asistencia.  

El buen trato es cuando vamos sentados en la micro o en el metro y le damos el asiento a los adultos mayores, es cuando los bancos y las multitiendas tienen una fila preferencial para el adulto mayor, es cuando los niños respetan a sus abuelos, cuando la prensa habla de personas mayores y no de "abuelitos", es cuando los jóvenes escuchan a sus mayores y nos los tratan de viejos de mier... es cuando los médicos o profesionales de salud pública no ponen en la fichas vdm, es cuando los humoristas no se burlan de los "viejos verdes", es cuando ayudamos a la vecina mayor del depto. de arriba a subir las bolsas del supermercado, es cuando nos damos cuenta que algún día todos seremos viejos y tratamos a los demás como nos gustaría que nos traten a nosotros mismos.




Y a ti ¿Cómo te gustaría que te traten cuando seas mayor? Fomentemos el buen trato a nuestros mayores

maltrato y violencia


Cuidar de las personas adultas mayores, sobre todo las semidependientes o dependientes, es una tarea difícil que exige mucha dedicación y paciencia. Es posible que por la intolerancia ocurran abusos y negligencia en el cuidado de los adultos mayores.
Cualquier persona puede ser maltratada, pero las que son física o psicólogamente dependientes son más vulnerables. El maltrato se da sin distinción de sexo, edad, raza, religión o clase social. Por lo general, los maltratos son infligidos por familiares o por las personas que los “cuidan”.

Diferentes tipos de maltrato.
Abuso físico
Es todo acto de agresión intencional en el que se utilice alguna parte del cuerpo, algún objeto, arma o sustancia para sujetar, inmovilizar, causar daño a la integridad física del otro, encaminado hacia su sometimiento o control.

Maltrato emocional
Son las conductas que consisten en actos u omisiones repetitivos, cuyas formas de expresión puedan ser: prohibiciones, imposiciones, condicionamientos, amenazas, intimidaciones, actitudes devaluatorias, de abandono y que provoquen en quien las recibe, un deterioro a su salud emocional.

Maltrato sexual
Consiste en inducir a la realización de prácticas sexuales no deseadas o que generen dolor y a la imposición del coito o acto sexual.
Los maltratos pueden suceder en la casa del adulto mayor, en la casa de la persona que lo cuida, en la comunidad, en las instituciones de cuidados prolongados, en los hospitales y ocasionados por cualquier persona que tiene relación con él.

¿Por qué sucede el maltrato?
Existen muchas razones que intentan justificar la existencia del maltrato, pero una característica  de las personas que maltratan a personas adultas mayores es la incomprensión sobre las necesidades de este grupo de la población. Por lo general la persona que maltrata tiene antecedentes de violencia en su propia vida.

Otra situación tiene lugar cuando el adulto mayor maltratado adquiere una percepción de sí mismo como incapaz y/o dependiente, situación que aumenta su sensación de vulnerabilidad y desamparo; estos sentimientos provocan mayor estrés en el cuidador, por lo que la posibilidad de maltrato aumenta. Las formas de maltrato pueden variar desde un regaño impensado hasta una agresión premeditada v sistemática.

Causas de maltrato.
-          Una relación familiar desgastada por el tiempo.
-          Problemas económicos.
-          Incapacidad del cuidador para ofrecer un cuidado adecuado.
-          Problemas de salud física o mental de la víctima o del agente provocador.
-          Cansancio excesivo debido a la tarea de cuidar.
-          Agobio por el exceso de tareas que atender.
-          Falta de conocimientos sobre las necesidades específicas de las personas adulta mayores.

¿Qué puede hacer si usted tiene bajo su cuidado a una persona adulta mayor con algun grado de dependencia?
-          Recuerde que es una persona que puede caer en el maltrato.
-          Procure dividir la tarea del cuidado de los adultos mayores entre los miembros de la familia y/o comunidad.
-          Acuda a grupos de autoayuda. Si no hay uno cerca de usted, pregunte en las Unidades de Violencia Familiar de su delegación cómo formar uno.
-          Dedique alguna parte del día a usted mismo/a.
-          Complemente las obligaciones con actividades divertidas y estimulantes, busque ocupaciones atractivas, aprenda a recrearse, realice ejercicio, sea creativo/a.
-          El cambio de actividades le puede devolver los aspectos positivos de los cuidados, disminuye el estrés y posibilita una relación adecuada entre el cuidador y el adulto mayor.
-          Procure reflexionar diariamente.
Se recomienda a la persona que sufre de maltrato, o a quien es testigo de algún tipo de maltrato, que éste NO es algo natural, personal /o privado. ¡Se debe evitar y denunciar!



Indicadores que señalan existencia de violencia o maltrato en el adulto mayor:
-          Olvidos o falta de concentración.
-          Irritabilidad.
-          Depresión y ansiedad.
-          Reducción de la actividad motora.
-          Desorientación.
-          Insomnio.
-          Consumo excesivo de tabaco.
-          Rasguños.
-          Marcas (como moretones).
-          Fracturas.
-          Consumo excesivo de alcohol.
-          Consumo excesivo de café.
-          Cambios de humor.
-          Aislamiento.